XXV aniversario de AVAST
El gran desconocimiento reinante sobre las altas capacidades hacen que los mitos oculten la realidad a la que se enfrentan día a día las personas con un cociente intelectual muy por encima de la media de la población. Los prejuicios hacia aquellos que poseen un alto potencial intelectual impide que sus necesidades sean apoyadas y atendidas. Las altas capacidades no son un problema, pero su no detección o su falta de comprensión, sí puede ocasionar problemas.
Los niños y adolescentes con AACC necesitan una atención temprana e individualizada para alcanzar su pleno desarrollo como adultos. La legislación educativa española los considera alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo. Pero este derecho no se lleva siempre a cabo en la práctica.
La conciencia colectiva piensa que son niños con una elevada motivación, estudiosos, aburridos, que aprenden sin que se les enseñe, que se comportan como adultos, que no necesitan ninguna ayuda,… Pero en muchas ocasiones la realidad es otra: se desmotivan con facilidad, les asfixia la tareas monótonas, les apasiona aprender de un modo diferente, no suelen conseguir buenos hábitos de estudios, les es difícil tener amigos y suelen padecer fracaso escolar, acoso y exclusión social.
La asociación valenciana AVAST es una asociación sin ánimo de lucro cuyo fin es la asistencia a las personas con AACC, especialmente a niños y jóvenes que necesitan acciones preventivas, asistenciales o rehabilitadoras. AVAST contó con Espirelius para el diseño del cartel de las Jornadas que se realizaron con motivo del 25 aniversario de su fundación.
Conscientes de la necesidad de apoyo a este colectivo, y basándonos en que el conocimiento rompe el estereotipo, creamos la frase: «Cambiemos el modo de mirar para descubrir y apoyar a las Altas Capacidades», y diseñamos un cartel que ofrece dos realidades. La primera es la que podemos apreciar a simple vista contemplando el cartel con luz ambiente: una serie de personajes —bombillas en este caso— todos diferentes, aparecen coloreados de distintos tonos. Y la otra realidad es la que somos capaces de descubrir —en este caso con la luz apagada— ya que algunos de los personajes, que tal vez hayan pasado desapercibidos, brillen con su luz propia, pues la tinta con que han sido impreso es luminiscente.