Fulgores de protección
Museo de Bellas Artes de Valencia
Diciembre 2017-Marzo 2018
A la derecha de la sala central que acoge gran parte de la magnífica colección de pintura gótica del Museo de Bellas Artes de Valencia, en un singular espacio, que en numerosas ocasiones acogió la pieza restaurada del trimestre, tiene lugar la exposición Fulgores de protección. El sonido de las estrenas en la platería valenciana.
Dos muros y el pasamanos de la rampa de un pasillo limitan el espacio de no más de treinta metros cuadrados con el que contamos para exponer las sesenta piezas de orfebrería, así como la cerámica, pintura, escultura, grabado y tejido que dan el soporte gráfico que ofrecen los objetos artísticos a la investigación en los Archivos.
Podemos acceder a la exposición desde la rampa de salida de las salas de la colección permanente del Museo. Frente a nosotros se muestra la imagen de una gran estrena de la Virgen de los Desamparados en plata sobredorada, imagen de la exposición.
A un lado, recorremos la parte trasera de la gran vitrina que, a través de ventanas practicadas en su fondo, nos permite ver los reversos de algunas piezas. Al girar, un vano entre muros deja entrever el joyero en que convertimos la pequeña sala. En el muro exterior situamos la presentación que nos habla de las estrenas: objeto de gran valor artístico y simbólico que se prendía de la cintura de los niños en los siglos XVIII-XIX, para salvaguardarlos de la enfermedad, el «mal de ojo» y la muerte. Preside la pared frontal, el lienzo Retrato de niña de Juan Conchillos, adquirida por el Museo de Bellas Artes de Valencia en subasta por deseo del entonces director, José Ignacio Casar Pinazo, para completar las colecciones del centro, y a ambos lados lienzos del Museo del Traje (Madrid) y del Museu Frederic Marés (Barcelona).
A su izquierda, salvando el pasamanos y aprovechando el ancho del muro, abrimos una gran ventana, con vista a ambos lados, donde las estrenas pendían, como lo hicieran en tiempos pasados, sobre los guardapiés de los infantes. Generamos digitalmente una imagen, que sirvió de fondo a las joyas, partiendo de un tejido de «cesticas y aguiletas» de gran belleza, del siglo XVIII, proporcionado por el investigador Francisco Zanón, uno de los comisarios de la exposición. Este tejido se utilizó también a modo de guarda en el catálogo que acompaña a la exposición.